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Contrastes climáticos ¿Realmente hay calentamiento global?

Este abril, hemos sido testigos de unos cambios de temperatura inusuales. Barcelona, por ejemplo, ha sido escenario de un sorprendente vaivén térmico que ha reanimado el debate sobre el calentamiento global. El pasado 14 de abril, el observatorio de Fabra marcó un récord al registrar 29 grados Celsius, la temperatura más alta para un mes de abril desde que se tienen registros en 1914. Pero, poco después, las temperaturas se desplomaron a mínimos de 4,5 grados, transformando un "fin de semana veraniego" en una experiencia más propia del invierno.



Este cambio drástico ha provocado que muchos se pregunten cómo es posible que, en pleno "calentamiento global", se experimenten días de frío intenso. González Alemán, un experto en climatología, ofrece una explicación sencilla:


Los periodos fríos, aunque sorprendentes, son cada vez menos frecuentes e intensos, lo cual es esperado en un planeta que se calienta. Este tipo de frío no es extremadamente raro, pero su frecuencia ha disminuido a entre el 2 y el 10% en las últimas décadas.

La confusión surge cuando estos días fríos parecen contradecir el aumento global de las temperaturas. No obstante, los episodios cálidos, que están batiendo récords de forma continua, son cada vez más comunes.



La percepción pública respecto a estos cambios también ha sido afectada por lo que algunos expertos denominan deterioro de la "memoria climática". A medida que avanzamos y nos volvemos tecnológicamente independientes del entorno, nuestra capacidad para recordar y reconocer patrones climáticos se desvanece. Esto se manifiesta en la sorpresa recurrente ante temperaturas inusualmente templadas en diciembre o fríos repentinos en abril, fenómenos que, aunque estadísticamente normales, parecen cada vez más excepcionales.


Este fenómeno no solo destaca la variabilidad del clima en transición, sino que también subraya la necesidad de entender el clima no como una colección de eventos aislados, sino como un sistema complejo influenciado por la actividad humana, marcado por tendencias de calentamiento a largo plazo. Aunque los episodios de frío actuales puedan tener efectos positivos, como una reducción en la mortalidad comparada con las olas de calor, el balance global es un claro deterioro del clima en muchos lugares, lo que podría conducir a desajustes significativos y a cambios irreversibles si se superan ciertos umbrales críticos.


Estos "umbrales críticos" o 'tipping points' son puntos de no retorno que, una vez cruzados, pueden alterar de manera permanente el clima y el ecosistema global. Ante esta realidad, la comunidad científica subraya la urgencia de adaptación y mitigación a través de políticas efectivas y cooperación internacional para manejar y prevenir estos cambios drásticos y sus potenciales consecuencias devastadoras.


En conclusión, aunque los días fríos puedan parecer contrarios a la tendencia de calentamiento, son las tendencias a largo plazo las que verdaderamente deben guiar nuestras políticas y percepciones sobre el cambio climático. En un mundo que se calienta rápidamente, comprender estos fenómenos y prepararse para sus implicaciones es más crucial que nunca.


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