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El futuro de los mares en riesgo

En el II Congreso Internacional de Bandera Azul, que se celebra en l'Alfàs del Pi (Alicante) y Gandía (Valencia), la asesora especial para el Secretario General de Turismo de la ONU, Isabel Oliver Segreras, advirtió sobre la alta vulnerabilidad de España frente a la crisis climática, debido a sus más de 8.000 kilómetros de costa. La exsecretaria de Estado de Turismo destacó que, aunque los océanos y mares cubren el 70% de la Tierra, sus ecosistemas son frágiles y están amenazados por la contaminación y la sobreexplotación.



Oliver hizo hincapié en la necesidad de lograr un equilibrio entre el uso racional del litoral y la protección de los ecosistemas marinos, alertando sobre el impacto del turismo de costa, que representa el 50% del turismo mundial. Este tipo de turismo no solo es clave para la economía de España, sino también para su sostenibilidad ambiental, lo que convierte en un reto urgente la preservación de las costas y mares.


España, líder en la protección de espacios marinos


Durante el congreso, la científica del CSIC María Gómez Ballesteros subrayó que España es el segundo país europeo con mayor espacio marino, solo por detrás de Portugal, pero lidera en cuanto a la protección de su superficie marina. Actualmente, el 25% del espacio marino español está protegido, un porcentaje que aumentará al 30% en 2030, según el compromiso del Ministerio de Medio Ambiente.


En su ponencia titulada "El mar, imprescindible para la vida", Gómez Ballesteros también alertó sobre la presencia de microplásticos en todos los mares del planeta, especialmente en las áreas cercanas a las ciudades, donde se han convertido en auténticos vertederos marinos. Estos residuos son una amenaza directa para la biodiversidad marina y agravan la fragilidad de los ecosistemas marinos ya afectados por la contaminación y el cambio climático.


El papel crucial de los océanos en la crisis climática


Además de su fragilidad, los mares y océanos juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Como recordó Gómez Ballesteros, el 90% de las emisiones de CO2 producidas en los últimos siglos han sido absorbidas por los océanos, gracias a la acción de sumideros naturales como las algas, los arrecifes y los fondos marinos. Estos ecosistemas marinos actúan como reguladores del clima, pero su deterioro podría romper el equilibrio natural entre la atmósfera y el océano, lo que pone en riesgo la estabilidad del clima global.


El desafío del turismo sostenible y la protección marina


En su intervención, Oliver Segreras recordó que el compromiso de la ONU con el turismo sostenible es clave para transformar los destinos y adaptarlos a los retos ambientales. Subrayó que la protección de los ecosistemas marinos no es solo responsabilidad de los gobiernos, sino que también requiere la participación del sector privado y de organizaciones como ADEAC, organizadora del congreso. En este sentido, destacó los esfuerzos de la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) en la lucha contra el uso excesivo de plásticos en el sector turístico, donde el reciclaje ha pasado a ser una prioridad.


Consecuencias sociales y políticas del estrés ambiental


El congreso también abordó las consecuencias sociales y políticas de la crisis climática en las zonas costeras. La escasez de agua, el aumento del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad están generando tensiones locales en muchas regiones costeras, donde el acceso a los recursos marinos es cada vez más limitado. Según las expertas, estas tensiones podrían intensificarse en el futuro, lo que requerirá de un mayor esfuerzo diplomático y de gobernanza para evitar conflictos y garantizar el acceso equitativo a los recursos marinos.


En este sentido, el ejemplo del río Colorado en Estados Unidos fue mencionado como un caso de estudio, donde los acuerdos sobre la distribución del agua ya no se ajustan a las necesidades actuales, dado el crecimiento de los usuarios que dependen de él y la disminución de su caudal debido al cambio climático.


El futuro del océano en la lucha climática


A lo largo del congreso, se hizo hincapié en que proteger los océanos no es solo una cuestión ambiental, sino también una necesidad urgente para garantizar la seguridad alimentaria, la estabilidad económica y la paz social. Con el compromiso de proteger un 30% de los mares para 2030 y la implementación de políticas más sostenibles, España se posiciona como un actor clave en la defensa de los océanos, pero el desafío global aún es grande.


El congreso dejó claro que la clave para enfrentar estos desafíos es la cooperación internacional, el compromiso de las empresas y gobiernos, y la participación activa de la sociedad civil para hacer frente a los efectos de la crisis climática en las costas y mares del planeta. El futuro de los océanos depende de las decisiones que tomemos hoy.

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