El turismo, uno de los motores económicos más importantes de España, enfrenta un desafío considerable debido al cambio climático. Según un reciente informe de BBVA Research, los efectos del calentamiento global, como el aumento de temperaturas y la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, podrían reducir significativamente la demanda turística, afectando especialmente a las zonas costeras del Mediterráneo y las Islas Baleares.

El informe, titulado El impacto del cambio climático en la demanda del turismo en España, revela que los destinos turísticos más cálidos podrían ver una disminución de visitantes, especialmente durante los meses de verano, cuando las temperaturas extremas podrían disuadir a los turistas de visitar las tradicionales playas españolas. De hecho, en escenarios de calentamiento severo, las Islas Baleares podrían experimentar una reducción del 60% en la demanda turística en los meses de verano hacia finales de siglo.
Los efectos del cambio climático en el turismo no serán homogéneos. Mientras que las provincias costeras del norte, como Asturias, podrían beneficiarse de un incremento de la demanda turística de hasta un 7%, las zonas del sur y del este, incluidas las Islas Baleares, sufrirían importantes caídas en la afluencia de turistas. Esta disminución en las visitas durante el verano podría ser parcialmente compensada con una recuperación en otoño, aunque el impacto neto seguiría siendo negativo.
En un escenario de calentamiento moderado, con un aumento de la temperatura de 2,8°C respecto a los niveles preindustriales, la reducción neta del turismo en España sería relativamente pequeña, en torno a un 0,6%. Sin embargo, en un escenario de calentamiento severo, con un aumento de 4,8°C, la disminución podría ser de hasta el 7% para finales de siglo.
El informe también destaca la necesidad de que la industria turística en España se adapte para mitigar los efectos adversos del cambio climático. Entre las recomendaciones se incluye promover los viajes fuera de la temporada alta, desarrollar infraestructuras sostenibles y diversificar las atracciones turísticas más allá del turismo de sol y playa. La primavera podría convertirse en una temporada clave para el turismo, al ofrecer un clima más agradable en comparación con el verano.
Además, el estudio resalta el potencial de desestacionalización del turismo en España, ya que el calor extremo del verano podría hacer que más turistas prefieran visitar el país en primavera, lo que ayudaría a aliviar la presión sobre los destinos turísticos durante la temporada alta.
El impacto del cambio climático en el turismo es una señal de advertencia para España, un país que depende significativamente de este sector, responsable del 11,6% del PIB y del 9,3% del empleo en 2022. Adaptarse a este nuevo escenario no solo es crucial para mantener el atractivo turístico del país, sino también para garantizar la sostenibilidad y resiliencia del sector a largo plazo.
Mientras que las regiones del norte podrían beneficiarse del cambio en las preferencias turísticas, las zonas costeras del sur y este deben adaptarse y prepararse para enfrentar los desafíos que presenta el calentamiento global.
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