El calentamiento global no solo afecta el clima, sino que también está alterando la rotación de la Tierra y alargando los días. Esto es lo que demuestran recientes estudios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH) y la NASA, publicados en Nature Geoscience y Proceedings of the National Academy of Sciences.
El derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida está redistribuyendo el agua hacia los océanos, especialmente hacia la región ecuatorial. Este desplazamiento de masa influye en la rotación de la Tierra de manera similar a cómo un patinador artístico modifica su velocidad al mover sus brazos. Este fenómeno ha provocado que la duración del día se incremente en aproximadamente 1,3 milisegundos por año desde el año 2000, comparado con un incremento de entre 0,3 y 1,0 milisegundos por año durante el siglo XX.
Impacto de la fricción de las mareas y el calentamiento global
Además de la redistribución del agua, la fricción de las mareas causada por la Luna también contribuye a la ralentización de la rotación terrestre. Sin embargo, los estudios recientes indican que las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global tienen un impacto significativo en esta dinámica.
La transferencia de masa desde los polos hacia las latitudes más bajas no solo afecta la rotación terrestre, sino también su eje. Esto significa que los puntos donde el eje de rotación se intersecta con la superficie terrestre se están desplazando. En un periodo de 100 años, este movimiento polar puede alcanzar hasta 10 metros.
Consecuencias para la navegación espacial
Estos cambios, aunque graduales, tienen implicaciones importantes para la navegación espacial. Una desviación mínima en la Tierra puede traducirse en cientos de metros cuando se trata de la enorme distancia en el espacio, afectando la precisión en misiones como el aterrizaje de sondas en otros planetas.
Aunque la rotación de la Tierra cambia muy lentamente, este efecto debe tenerse en cuenta en la navegación espacial, por ejemplo, cuando se envía una sonda espacial a otro planeta. Una pequeña desviación de tan solo un centímetro en la Tierra puede llegar a ser de cientos de metros en las enormes distancias involucradas. De lo contrario, no sería posible aterrizar en un cráter específico en Marte.
Concluye Benedikt Soja, catedrático de Geodesia Espacial en el Departamento de Ingeniería Civil, Ambiental y Geomática de ETH Zúrich.
El hallazgo subraya la necesidad de considerar los efectos del cambio climático no solo en el medio ambiente, sino también en aspectos técnicos y científicos cruciales para la humanidad. Los cambios en la rotación de la Tierra podrían tener consecuencias a largo plazo que aún no comprendemos completamente. Además, estos estudios resaltan la interconexión entre fenómenos climáticos y procesos geofísicos, demostrando que las acciones humanas tienen impactos que se extienden más allá de lo evidente.
En resumen, el calentamiento global no solo está alterando nuestro clima, sino también la propia estructura y dinámica de nuestro planeta. Estos cambios deben ser monitoreados y considerados en todos los niveles de planificación y gestión ambiental, incluyendo la exploración espacial.
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